Puntuales empezaron los telenoros, unos Combichrist completamente desconocidos para mi, que nos acercaban una propuesta Industrial pura y dura, con dos baterias, teclista y voces guturales. A pesar de lo breve de su actuación, su pura contundencia y salvajismo logró sorprender y agradar a un público que se esperaba lo peor de ellos. Destacar el papel de los dos baterías, y la brutalidad que demostraron con sus instrumentos a lo largo de los casi 40 minutos de actuación. En definitiva, una propuesta curiosa y llevaderá, un buen aperitivo antes del plato principal.
Con un fondo negro que se comenzaba a desgarrar con los primeros acordes del Rammlied (tema que abre su nuevo álbum y aparentemente nuevo himno para la banda), fue como se presento la banda, geniales la rotura de muros por donde salieron los dos guitarristas; y aún mejor el soplete que abrió un agujero, con explosión incluida, al comienzo de la parte más trallera del tema, coincidiendo la entrada del cantante y maestro de ceremonias. La locura se desata entre el público, avalanchas, muchos gritos, saltos, y en general puro entusiasmo por parte del respetable que no se tranquilizó hasta bien entrada la mitad del concierto (me encanta).
Tras el brutal comienzo continuaron con B*******, Waidmanns Heil dos canciones del nuevo disco que a pesar de ser menos conocidas por la mayoría del público siguieron siendo ampliamente coreadas. Prosiguieron con dos temás clásicos de la banda como son Keine Lust, en la que el escenario se inundo de humo y se pudo comprobar por primera vez el impresionante juego de luces y fotos que portaban los germanos, y un añejo pero bien agradecido Weisses fleisch donde el giradísimo teclista tuvo a bien obsequiarnos con uno de sus robóticos bailes.
A continuación comienza una de las mejores partes del concierto y de las más apreciadas por el público. Arrancando con la brutal Feuer Frei! en la que la pirotecnia y los tres lanzallamas que llevaban cantante y guitarristas transformaron el escenario en un auténtico infierno de llamas (que se podían sentir perfectamente por parte del público). Continuaron con mucha más calma con Wiener Blut: donde el escenario se reduce y solo vemos al cantante sentado con la única iluminación de una lámpara siendo asediado por unas inquietantes muñecas con ojos de láser verde; finalmente todas las muñecas explotan y caen desmembradas para dar paso a la minimalista y preciosa Frühling in Paris. Cierra este bloque Ich Tu Dir Weh, temazo con uno de los efectos más espectaculares de todo el concierto cuando durante el estribillo el cantante encierra al teclista en una especie de bañera para posteriormente subirse a una plataforma muy por encima del escenario y verter sobre el una lluvia de fuego y chispas, todo esto sobre un fondo que simulaba una ciudad de principios de siglo XX con detalles futuristas (royo Metropolis), acojonante es poco.
Tras la parte espectacular tocan los Rammstein más populares. La canción que da nombre a su nuevo trabajo, Liebe Ist Für Alle Da da paso a un bloque de clásicos seguidos por todos los asistentes: la marcha militar que es Links 2-3-4, Haifisch, y un tema que no necesita presentación, Du Hast, con la que el público casi tira el BEC abajo, y durante la que se produjo el clásico y espectacular intercambio de cohetes y bolas de fuego (guiados por cable, menos mal) entre escenario y público que simulan dejar al grupo en llamas. Cierra el concierto justo antes de los bises su nuevo pornoéxito Pussy durante la cual el cantante encaramado a un gigantesco cañón rosa cubrió al público de espuma blanca (muy sutil no fue la metafora) mientras que desde lo alto del pabellón nos llovía confeti de colores negro, rojo y amarillo, dibujando la bandera de Alemania.
Cinco temas para rematar la velada en los bises caen más clásicos de la banda: la explosiva Benzin, con surtidor de combustible transformado en lanzallamas y especialista al que pegar fuego incluidos, continuando con la suave Sonne y volviendo a darlo todo con la brutal Ich Will. Tras otra breve pausa el grupo vuelve para cerrar con dos de sus canciones más antiguas y queridas: la bella y melancólica Seeman en la que el teclista vuelve a hacer el cafre, en este caso subiéndose a una barca hinchable y "navegando" durante un rato por encima del público y la triste y poderosa Engel como fin de fiesta.
Cerrando que me está quedando muy largo: Uno de los mejores conciertos que he visto nunca, con una escenografía y puesta en escena como no hace prácticamente nadie en el mundo (independiente del género), multitud de detalles grandes y pequeños : juegos de luces, pirotecnia, los dientes iluminados del cantante, las cintas andadoras del teclista (que menudos paseos y carreras se pego sin salir del sitio). El sonido claro y contundente en todo momento, la banda a lo suyo, tocando temas como tienen que hacer y con pocas distracciones o descansos (excelente forma física de todos, sobre todo del vocalista). El único punto negativo: una selección de canciones más centrada en su último trabajo, que en mi opinión dejo fuera algunos temas que tendrían que haber sonado. Por lo demás, genial concierto y genial viaje, amabilísima la gente de Bilbao (habrá que volver) y, como siempre, lo mejor mis acompañantes: Etel (a la que casi se nos llevan las avalanchas del concierto) y Fernando (que no sé si habrá encontrado todas las Wi-Fis de Bilbao, pero poco le faltó); gracias a ambos.
PD: Fotos alegremente afanadas de Rafabasa y de flickrs varios.