jueves, enero 31, 2013

Postgrado en chorradas (2)

Una de las cosas buenas que tiene el Reino Unido es una ley contra la discriminación laboral bastante importante. Eso quiere decir que si te presentas a un trabajo, cumples todas las condiciones para desempeñarlo y cubrir una demanda, pero no te quieren contratar por motivos de raza/sexo/religión/etc más le vale al responsable de la empresa ir buscándose una excusa buena porque se le puede caer el pelo. Obviamente esto tiene muchos recovecos, pero en la vida diaria implica que cualquiera puede trabajar en cualquier puesto, por lo que no existen entornos laborales muy cerrados (como en España), un par de ejemplos: En la peluquería árabe donde me corto el pelo trabajan un polaco y un inglés. En el restaurante japones de debajo de casa trabajan españoles, sudamericanos e ingleses. En negocios de este tipo en España sería impensable ver peluqueros que no fueran árabes o camareros que no fueran asiáticos. Pero como todo, si esto en principio positivo lo llevas hasta extremos absurdos y te empeñas en enfrentarlo con la realidad obtienes situaciones dantescas y cuadros épicos de "cogerse la minga con papel de fumar"®. Y eso es algo que pasa en mi trabajo.

Conozcamos a M: M es ingeniero electrónico, trabaja programando para una empresa que fabrica equipamiento médico y de fitness, además está haciendo el doctorado en mi grupo, y además coincide que es gilipollas perdido. M cree en que su vida debe de estar guiada hasta en sus más mínimos actos por un libro de cuentos escrito para pastores hace 1500 años (el Corán, a su vez basado en otro bestseller de la gilipollez 500 años anterior: la Biblia, a su vez basada en otra chorrada como un piano, Torah). Esto hace bastante gracia en el día a día (sobre todo considerando que el buen hombre se esta preparando para ser un doctor en física, alguien que debería desterrar la irracionalidad de su vida y tal), cuando se pira a rezar en mitad del experimento (y luego vuelve y le han cambiado las condiciones ambientales, voluntad de Ala, para que te jodas) o cuando toca hacer una foto del grupo y se niega a salir porque su religión le prohíbe ser fotografiado porque el Corán condena la representación humana (insistimos, esto en un tío que sabe perfectamente que es un fotón, que es un sensor electro-optico, y como se almacenan las fotos en la memoria de la cámara); a ese respecto un día tengo que pedirle que me enseñe el carnet de conducir. Pero bueno, al fin y al cabo con estas tontadas no hace nado a nadie (más que a si mismo) y además yo me parto el ojete cada vez que hace alguna, trato de disimular un poco no sea que me crujan con la ley de ahí arriba, pero eh: "Si no quieres que me ría de tus creencias no tengas unas creencias tan graciosas"

Pero ha llegado al punto supremo en el que la tontería irracional se vuele contra él, contra el grupo, contra su tesis y le calza una hostia (y yo me descojono aún más). Se ha de realizar un experimento (para el grupo, para la empresa y para su tesis) en el que se tiene que medir como un determinado tipo de luz se comporta atravesando la piel humana, como lo de despellejar un humano todavía no nos dejan, una rápida búsqueda bibliográfica (o ver unos cuantos capítulos de "Cazadores de Mitos") nos dice que lo más parecido que se puede encontrar a la piel humana es la piel de cerdo (ya intuís por donde va el asunto). Así que repasemos: para finiquitar el experimento necesitamos el fungible de laboratorio mas barato y accesible de todos los tiempos (ir al carnicero y comprar un filete a grandes rasgos), y aún así el experimento lleva paralizado dos meses y medio (y lo que te rondaré morena) porque, obviamente, sus creencias le impiden al señor tocar un pedazo de cerdo. Total, que desde finales de noviembre estamos en ese plan, con M buscando materiales sintéticos más caros que el copón para simular la piel humana; algunos nos hemos ofrecidos a montar el tinglado mientras el toma medidas, pero se ver que la ciencia se queda impura o algo, que eso tampoco vale. Y lo más gracioso (para rematar) es que nadie le puede decir nada ni el jefe puede intervenir, porque con la ley del principio podría considerarse discriminación, y en las reuniones de grupo todos con la cara seria como "joder menudo problema el tuyo" menos yo, que en esas mismas reuniones me entran unas toses que para que.




domingo, enero 27, 2013

Londres, límite 48 horas

Tiene huevos la cosa, hasta hace un par de semanas no había estado en Londres en mi vida. Cuando era más barato coger un Ryanair en Zaragoza y plantarme en Londres que ir a Logroño lo deje pasar por pura vagancia (ya habrá tiempo) y ahora que directamente vivo en el reino unido y que las tarifas de autobús con MegaBus pueden ser simplemente ridículas pues también lo he ido dejando durante más de diez meses. Finalmente con una reunión de trabajo en viernes me animé. Y como no encontré buenas guías detalladas para planificar una visita en plan turista total, voy a poner aquí la mía propia de como visitar la ciudad en 48 horas... ¡bien!.

Unas consideraciones iniciales: como cualquier ciudad Londres se visita pateando como un cabrón, así que calzado cómodo; mirad antes como cuanto de malo va a ser el clima y pensad planes alternativos; el hotel cerca del metro (tampoco pasarse a las afueras, yo pille uno ajustado en Victoria); si no tenéis derecho a descuento (estudiante, etc) lo mejor es coger una oyster de prepago nada más llegar y meterle 15-20 libras, con eso sobra para todo el fin de semana  (a ese respecto bajaros esto o similar); y sobre todo, preparad buena cartera porque es la segunda ciudad más cara que he visto en mi vida. Vamos que nos vamos.



Viernes

Bien, acabamos de llegar al hotel, en mi caso a las 16:45 o así, a esa hora donde se supone que deja de ser afternoon para pasar a evening. ¿Descansar un poco del viaje? ¡Y una polla! Hay mucho tajo que hacer el viernes, los dos principales museos de la capital abren hasta las nueve y son gratis. Así que a pillar el medio de transporte mas cercano y plantaros en el...



British Museum, dos cosas vienen a la mente: "Esto es muy poco British" y "¡EXPOLIO!". Pero bueno, es lo que tiene tener un imperio naval bien gordo y ganas de robar todo lo que no este atornillado a las paredes. Las cosas más famosas primero (que somos turistas hostia): La piedra de Roseta junto con el resto de mandangas de Egipto, incluyendo las momias; media acrópolis alegremente saqueada a los griegos junto con más material grecorromano y otra media babilonia para terminar el mundo clásico. Luego ya con menos renombre pero también bastante bien las colecciones asiáticas y prehistóricas. Y como nota curiosa las cosas temporales suelen ser bastante entretenidas (cuando fui yo tenían una dedicada al dinero, otra a los relojes y otra a la muerte). La visita debería tomaros unas dos horas y poco si no vais muy lentos
  • Lo Bueno: Grecorromanos, Egipto, Japón, cosas curiosas de los temporales, muy bien organizado, GRA-TIS
  • Lo Gracioso: Las explicaciones de porque en el fondo fue bueno para los Griegos que les robásemos parte de su obra nacional más importante junto a lo de "que solo lo estamos guardando" son bastante chanantes.
  • Lo Malo: Muy poco British, si ya has visto museos gordos en el mundo (Cairo, Atenas, Nueva York) este aporta poca novedad.





Siguiente paso es ir a la National Gallery, cierran a las nueve así que dependiendo del tiempo que tengamos, se pude callejear antes un poco por el Soho y Chinatown o dejarlo para luego. En cualquier caso acabamos llegando a la pinacoteca de una forma u otra.


Como siempre difícil de recomendar, porque hay gente a la que no le gusta mirar cuadros, pero siendo gratis y habiendo algunos cuadros muy famosos siempre se puede encontrar algo. Hay unas cuantas cosas bastante reconocidas, unas cuantas cosas bastante buenas (que no coincide siempre) y salas de arte Británico que directamente podéis saltaros. 
  • Lo Bueno: Una sala de Canaletto acojonante, pero acojonante. Maestros holandeses varios, Velazquez, Impresionismo.
  • Lo Gracioso: Románico que da risera. Artistas britanicos. ¿A qué si Renoir?
  • Lo Malo: Fácil de pasarte cosas por alto por mala organización (como el Prado)



 
Una horita u horita y media deberia darnos el museo, luego de aquí ya ver Trafalgar Square de noche y recomendaría también bajar hasta el Big Ben y el Parlamento para hacerles un par de fotos de noche aprovechando que están iluminados. Luego ya callejear por Soho, Chinatow y Piccadilly Circus e ir buscando donde cenar. En mi caso una recomendación personal es ir (si os gusta) al Hard Rock Cafe puesto que el de Londres es el primero y el original, sobre esto:
  • Lo Bueno: La mejor hamburguesa que he comido en mi vida en Reino Unido y el único pedazo de carne que he conseguido que me sirvan poco hecho (aquí se hace demasiado la carne siempre) gracias a convencer a la camarera.
  • Lo Gracioso: Lo hacen por las propinas, pero el personal es muy simpático y puedes tirarte de palique un rato con ellos
  • Lo Malo: Caro, de la hostia.
Después de cenar y algún digestivo es hora de plegar, que el Sábado va a ser largo

Sabado

Toca madrugar, coge tu medio de transporte favorito y plántate a las 9 o así en el Palacio de Buckingham, antes de que se ponga de turistas hasta el ojete (salvo que quieras ver la mierda de cambio de guardia, en ese caso mira bien a que hora es y planifica para llegar ahí entre las 11 y las 12). Entre el Palacio en si, la fuente de enfrente, St James Park y todos los edificios del gobierno, ejercito y corona que tenéis enfrente del palacio hay para ver cosillas (ya querer entrar en las exposiciones del museo de caballería o demás depende de cada uno) .
  • Lo Bueno: Las puertas, joder, las puertas molan un huevo. La estatua de Gagarin, sobre todo si eres un trastornado de la exploración espacial soviética.
  • Lo Gracioso: La viejuna que vive en el palacio a mi me hace siempre bastante gracia, sobre todo cuando se queda sobada en acontecimientos importantes.
  • Lo Malo: Lleno de gente.



Después del palacio y alrededores toca visitar Trafalgar Square, esta vez de día, acordaros de mentar a la madre de Nelson, que nos jodió vivos hace doscientos años. De aquí pasamos al punto turístico que define Londres: Westminster Abbey, Houses of Parliament y Big Ben. Hay opciones para visitar la Abadía o el Parlamento, pero yo llevaba el horario bastante ajustado así que se queda para la próxima, aún así solo para verlo por fuera y tomar fotos tenéis para un rato.







Según vais tomando fotos del conjunto mientras cruzáis el puente llegareis a la otra orilla donde esta la noria (el London Eye), a mi me parece más fea que su puta madre pero ahí esta. Si por alguna remota razón os queréis montar os tocará madrugar. Desde aquí podemos ir caminando por la orilla del rio, donde hay un paseo bastante interesante, con edificios artísticos modernuquis, parques de skaters, y un par de puentes chulos (pena que estaban en obras cuando fui yo).


Así dando un paseo se llega al probablemente punto más gracioso de toda la visita: la Tate Modern, el museo de arte moderno más visitado del mundo, construida en una antigua central eléctrica (como la Battersea pero menos guay) y reconvertida en un espectáculo de mamarrachez suprema. La entrada a la colección permanente es gratis y desde el último piso se tienen vistas chulas, además si tenéis frio podéis calentaros despotricando contra los "artistas" que exponen en el edificio.

  • Lo Bueno: Siguiendo la proporción habitual de este tipo de sitios, una de cada diez obras. Había unas instalaciones de caravanas bastante majas, y un caleidoscopio gigante.
  • Lo Gracioso: Casi todo, pero la palma se lo lleva la obra titulada (por mi mismo) "Gavillas de Sarmiento", una obra perteneciente al movimiento cochera riojana.
  • Lo Malo: El vídeo-arte, que te dejes engañar por pagar por una de las exposiciones temporales, el vídeo-arte, los hipsters con pinta de guays que se autoconvencen de que no están viendo una mierda pinchada en un palo, el puto vídeo-arte.


Una vez absorbida toda la cultura del mundo, podemos cruzar el rio por el puente del milenio (mejor el de Zaragoza, donde va a parar). En la otra orilla tenemos un par de sitios: la catedral de St Paul, y el palacio de justicia del Old Bailey con la famosa estatua de la justicia en el tejado (aparece en muchos sitios, pero yo la asocio siempre al genial monologo del cómic de V de Vendetta). A estas alturas probablemente ya sea pasada la una y tengamos hambre, así que se puede buscar un sitio para comer en esta zona, antes de ir a nuestro siguiente destino (donde en sábado esta todo cerrado).




Tras alimentarnos podemos poner rumbo al banco de Inglaterra y adentrarnos en ese parque temático de la codicia y las ganas de joder que es la City: segunda capital financiera del mundo, sede de algunos de los principales responsables que ahora estemos de mierda hasta las orejas (la gente común, a los de la City les va de puta madre): grupos de capital riesgo que compran activos tóxicos con la para revenderlos a un interés de la hostia mientras esperan que todas las vidas que dependen de esos activos se mueran, agencias de rating que tangaron de forma sistemática sus evaluaciones en favor de los vendedores, bancos rescatados con dinero público que pagan bonus escandalosos a su directivos mientras niegan prestamos y desangran a la gente de a pie llevando a la ruina a millones de personas, etc. En definitiva una recua que hijos de la gran puta delincuentes que no merecen otra cosa que la muerte. A destacar la característica estructura del cristal y acero del 30 St Mary Axe, con una clara forma de rabo que simboliza lo que los banqueros nos llevan metiendo por el culo al resto de la población desde hace un par de decadas.

  •  Lo Malo: TODO




Después de vomitar un poco de bilis y jurar en arameo durante los 25 minutejos que dura el paseo por cabrónlandia pasamos al otro conjunto de cosas bien característico de la ciudad: La Torre de Londres, El Puente de la torre,  el moderno City Hall, y el destructor HSM Belfast. Podemos ver la zona y nos queda tiempo para entrar en algún lado, teniendo en cuenta que la última admisión suele ser a las cuatro o cuatro y media. En mi caso y como la tecnología militar me suele fascinar me metí de cabeza al destructor, y creo que francamente merece la pena. A diferencia del Intrepid en Nueva York donde se ha transformado al barco en un museo adaptándolo para los visitantes, en el Belfast se ha optado por reproducir y restaurar dejando el destructor lo más parecido posible a cuando aún estaba en servicio (incluyendo muñecos bastante siniestros haciendo de marineros y oficiales). Meterse en la sala de maquinas con los enormes motores, o en la santabárbara con el sistema automático de carga de proyectiles, o en la sala de radar y comunicaciones, y verlas todas parecidas a como eran cuando funcionaban es una auténtica gozada.

  • Lo Bueno: Prácticamente todo, para pasar una hora y media muy entretenida recorriendo un barco casi autentico.
  • Lo Gracioso: Si los cañones no estuvieran inutilizados con girarlos hacia la izquierda podrían convertir en astillas la mierda de la City.
  • Lo Malo: Las posibilidades de meterte una hostia en las escalerillas o andando por el interior de la nave no son desdeñables, esta todo bastante auténtico a ese respecto.


Una vez acabado en esta zona, y con cualquier cosa donde quedamos entrar cerrada, toca por fin coger el metro y plantarnos en uno de los últimos destinos del sábado Covent Garden. Este sitio mola, antiguo mercado reconvertido en laberíntico lugar de reunión y ocio, con pubs, puestos callejeros de artesanía (en el Apple Market), actuaciones callejeras, restaurantes, magos, un sitio que igual no es para hacer turismo de monumentos, pero desde luego es para hacer turismo de gentes. Destacar que la opera esta justo al lado, y que si nos apetece podremos rematar el día asistiendo a alguna representación (bien comprada de antemano o bien haciendo cola junto con los que esperan a que se cancele alguna de las entradas ya vendidas, una cosa bastante curiosa). Este es el momento de callejear un poco por la zona, entrar a las tiendas, comprarnos unos dulces de un puesto, echar una cerveza tranquilos o ver las actuaciones de magia.

  • Lo Bueno: Adoro este tipo de ambientes, así que para mi casi cualquier cosa.
  • Lo Gracioso: Uno de los magos que estaban haciendo trucos hacia el chiaanaaanaa de Tamariz en perfecto inglés.
  • Lo Malo: Bastante difícil encontrar un sitio para echar unas cervezas a estas horas.
Desde aquí podemos rematar el día cenando por aquí o pasando al Soho que está a tiro de piedra. Dependiendo de lo doblados que estemos despumes de todo el día por ahí podemos volver ya al hotel, o hacer un poco de vida nocturna, o incluso como he comentado antes una ópera, musical o concierto si hay alguno que nos guste. Sea como sea acabaremos llegando al...

Domingo


El sábado ha sido un día duro así que el Domingo vamos a ir con más calma, para empezar podemos levantarnos más tarde, ahí, como los ricos. Una vez visto el grueso de las cosas famosas el último día puede ser bastante variable, pero mi elección personal empieza por Hyde Park. El enorme parque da bastantes opciones para recorrerlo, pero en mi caso concreto decidí dar una vuelta rápida e irme de cabeza al Speaker's Corner, el sitio donde se reúnen decenas de pirados subidos en cajas simplemente para contar sus chorradas. Tenemos de todo, desde los pintorescos religiosos (graciosos al principio, pero aburridos y repetitivos al poco), los revolucionarios con su nueva visión del mundo (con grupo de facebook, página web y programa político incluido) pasando por los que van a contar su monologo cómico sin más o a cantar un par de salmos.



Ya que estamos en esa esquina del parque tenemos al lado el Marble Arch, junto con la escultura de la cabeza de caballo y la estatua del bicho que parece salido de los descartes del Diablo III. Ya desde aquí se puede seguir bordeando el parque por el norte hasta los Italian Gardens con sus fuentes y pajarillos. Y después continuar camino hasta llegar a Notting Hill.


Aparte de sus pintorescas casitas y jardines Notting Hill es sobre todo Portobello Road, una calle llena de negocios raros, cafeterías, mercados, gente guay, y en general muchas cosas curiosas que ver. Esta calle desemboca en el originalmente llamado Portobello Road Market, que es más o menos la versión aumentada y aún más rara de todo lo que hay en la calle. Y si, ya sé que también por aquí está la puerta azul de los cojones, pero en este blog no damos soporte a nada relacionado con películas de mierda, así que si es su caso búsquese la vida.


Como el mercadillo está bien pero tampoco es nada del otro mundo, para continuar (y para rematar de hecho) vamos a ir a un lugar que si que es bastante de otro mundo. El mercadillo de Camden Town (cójase el transporte público que proceda), también conocido como "hostias que grande es esto".

Según salimos de la estación de metro y vamos tirando por Camden High Street vamos viendo que todas las tiendas son bastante peculiares. Con fachadas decoradas, cientos de puestos callejeros, y gente a punta pala. Hasta ahí bien, lo gracioso llega cuando cruzamos el rio.



A mano derecha tenemos Camden Lock Village, el primero de los mercadillos donde a estas alturas igual conviene parar para reponer fuerzas, puestos de comida variados no nos van a faltar y nos podemos sentar mirando el rio en alguno de los asientos de motocicleta que tenemos a nuestra disposición. Recomendable pasear por entre los puestos con calma, pero sin pausa, porque lo bueno viene luego.




Un poco más adelante y a mano izquierda tenemos primero Camden Lock Market y después Stables Market. Realmente cuesta decir donde acaba uno y empieza el otro. Ambos son inmensos, el primero al lado del rio con pasarelas y recovecos, el segundo lleno de estatuas de bronce con motivos ecuestres (caballos, herradores, carretas). Es difícil decir cuantas tiendas y puestos hay, porque en dos horas y media no me dio tiempo a verlo entero, casi cualquier comida que quieras esta aquí, además de tiendas de ropa, joyerías, muebles, electrónica, perfumes, libros, juegos, peluquerías, tatuajes, discotecas, clubes de striptease, salas de conciertos, estancos, ..., todo.



  • Lo Bueno: Brutalmente grande, podemos comprar casi cualquier cosa que podamos imaginar.
  • Lo Gracioso: Había una pastelería española y pude comerme unas torrijas. Un chino liando puros a mano.
  • Lo Malo: Te puedes perder, literalmente.

Y ya de aquí a Victoria y rapidito, porque me salia el autobús. De entre las muchas cosas que se quedaron en el tintero o que no vi tan bien como debería destaca el museo de historia natural (era el plan B si el domingo salía lloviendo); algún centro comercial tocho, estilo Harrods (cosa que me atrae como comer tierra) y verme en condiciones la Battersea antes de que la echen abajo (que no fui porque no veía claro que pudiera verla y fotografiarla como me hubiera gustado).