miércoles, abril 10, 2013

Road Tripero I: New Orleans

A pesar de que le estoy cogiendo el tranquillo a esto de hacer guías de viaje insultando en el proceso, mi último periplo invalida la posibilidad de una guía medianamente detallada debido al extremo saltomatismo que ha presidido el espíritu de las vacaciones: un genial roadtrip desde Nueva Orleans hasta el sur más al sur de Florida (y de los Estados Unidos por extensión). Así que emulando a dos de mis héroes de la televisión (Guy Fieri y Adam Richman) que en media docena de programas distintos (en realidad siempre es el mismo) se dedican a viajar por los States comiéndose todo lo que no esté clavado a la pared, voy a limitarme a repasar las cosas más locas que he trapiñado en mi viaje, acompañadme en mi road tripero.

Primera parada Nueva Orleans, que coincide que es uno de los lugares de EEUU que presenta una importante cultura gastronómica propia, donde el juntarse influencias españolas, francesas y africanas con el propio tocinismo inherente a la nación dan lugar a las cocinas Cajún y Criolla propias de Louisiana, y que desde luego se agradece un estilo de cocina un poco más elevado que trozos de carnaza enormes (que también molan ojo).

Y contradiciendo completamente mi párrafo anterior, nada más llegar tras 24 horas de viaje y unas 40 sin dormir en una cama (aunque la moqueta de la capilla de Heathrow no está mal) lo que hacia falta es una hamburguesa enorme bien picante y con patatas cortadas finas y doradas. "The Engine #29": Carne de cerdo especiada, jalapeños asados, queso a la pimienta y mayonesa de tabasco en un pan tipo brioche. Eso, unas cuantas cervezas, un puro de postre y le pueden ir dando por saco al jet lag. El sitio se llama "Bayou Burger" y esta en pleno centro de Bourbon Street, la calle para la juerga y el bebercio en Nueva Orleans.


Cafe Beignet


Y después de descansar bien toca desayuno típico americano, con un giro francés. Un café más malo que arrancado (aunque ya estoy acostumbrado), una tortilla de champiñones y tocino con bien de pan francés, y el punto clave, los Beignets: cuadrados mezcla entre brioche, donuts, fardelejo, con grasa para echan a andar una moto y completamente cubiertos de azúcar glass. Situado en Royal street, pleno centro turístico de la ciudad, con tiendas de antigüedades, galerías de arte con perros azules y artistas callejeros rematadamente buenos.


French Market: Restaurant & Bar 

En inmejorable situación en pleno mercado francés y con mesas en el balcón con vistas a la calle frente a la estatua dorada de la Doncella de Orleans, este añejo establecimiento decide no complicarse la vida con la comida: Una barca de langostinos que parecen plátanos de grandes que son, otra barca de cangrejos, ambos recién pescados esa misma mañana, un par de salsas, y para dentro, fácil, sencillo y recojoneramente bueno.

Gumbo Shop


Y cerramos esta parte de la guía con algo que le tenía bastantes ganas antes de ir a Nueva Orleans, y que por poco no salgo vivo de la cantidad de comida que implicaba. El Po-Boy (bocata en esponjoso pan francés) en este caso de gambas en su salsa. Como meterme un bocata cuyo contenido era físicamente imposible de mantener dentro de los confines del pan no es suficiente, añadí un side de jambalaya: a grandes rasgos un arroz con longaniza y más cosas típico de la cocina criolla, que ya no hubo huevos de rematar. Desde este restaurante al lado de la catedral, nada mejor que un paseo para bajar la cena hasta el Spotted Cat para ver jazz del bueno bueno en Frenchmen Street, la calle para salir de los no turistas llena de buena música, gente bohemia y cosas raras en general. Y con esto lo dejamos hasta la siguiente entrega.

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