jueves, marzo 06, 2014

Calvin & Hobbes

 
Creo que todo el mundo conoce estas tiras creadas por Bill Watterson hace casi tres décadas, alguna viñeta suelta se cuela en facebook de vez en cuando, pero se puede decir que al menos en España siempre ha sido un poco como una clase B comparada con otras tiras con más popularidad como Garfield, Snoopy o Mafalda. Pues bien, recientemente me he calzado en plan mega yonki todo Calvin & Hobbes y afirmo que es con diferencia la mejor tira cómica que se ha publicado nunca, la más inteligente (ahí cerca le anda lo mejor de Quino pero Watterson es más regular), divertida, crítica, y filosófica de todas.



En un ambiente suburbano estadounidense seguimos a un niño con una imaginación desbordante que lleva por el camino de la amargura a toda figura de autoridad con la que se cruza (padres, docentes, etc) Calvin; y a su único amigo, Hobbes, un tigre de naturaleza dual (excelentemente plasmado en la tira): para el resto del mundo es un peluche inanimado, para Calvin es un ser antropomórfico con voluntad propia y raciocinio en el que conviven a la vez un animal y una persona. Estos dos caracteres tienen sus personalidades marcadas por los filósofos con los que comparten nombre: Calvin se ve predestinado a ser una figura gloriosa y tiene un ego disparado, chocando contra la realidad del mundo y la autoridad de los adultos; mientras que Hobbes remata sus reflexiones con sarcásticos comentarios y su escasa confianza en el ser humano.



A lo largo de las miles de tiras publicadas diariamente en los casi diez años que estuvo sindicada por cientos de periódicos se tocan todos los temas que se esconden detrás de las preguntas existenciales básicas, y se abordan de forma extremadamente simple ideas y conceptos extremadamente complejos. Las distintas capas de lectura que Watterson maneja hacen de la tira una experiencia sin duda divertida para cualquier niño, pero mucho más disfrutable para los adultos. El cómic nos hace preguntas como lectores, pero no nos da respuestas (porque no las hay en la mayoría de ocasiones).



La filosofía de autor de Watterson se marca claramente por ejemplo en su relación con el merchandising: simplemente quitando los libros, no existe merchandising oficial de Calvin & Hobbes (cualquier cosa que hayas visto por ahí es pirata) por puro convencimiento moral del autor (y podría forrarse literalmente si autorizase la venta de Hobbes de peluche por ejemplo). Frente a casos como el de Garfiel (la antítesis de C&H) con su humor extremadamente básico y su nula carga mental (chistes de comida y de un gato vago, muy bien, un puto premio), que buscan descaradamente no molestar ni ofender a nadie para que el dinero por la venta de peluches, llaveros, pegatinas para el coche y películas (the horror, the horror) siga entrando.


Esta decidida postura moral para con su creación y el respeto por su arte se ve reflejado también en su final. Tras diez años publicándose y generando dinero por un tubo el autor sintió que había contado todo lo que quería y que decidió finalizar su obra. Comparando con otras tiras que llevan lustros arrastrándose solo para seguir ganando pasta (Dilbert claramente) es de admirar la integridad del artista en este caso, y dice mucho acerca de la calidad y cohesión de la obra. Además tiene la ventaja de que leertela entera a machete sigue siendo una locura pero por lo menos es posible; cosa que desde aquí os recomiendo encarecidamente.