Ahora que me levanto con una resaca del mismísimo averno estoy escuchando una canción a la que me he enganchado bastante está semana, que a pesar de no ser nada del otro mundo consigue ponerme de buen humor debido al increíble buen rollito que despide. La canción es "Sweet Sweet Song" cara B del single "Bubble Trip" de la guapísima, alocada y hortera como ella sola Anna Tsuchiya
La canción se engloba dentro del Tonti-Jpop más pastelazo del mundo, la letra es más cursi que hecha de encargo llena de frases tontísimas en inglés (las que comienzan las dos primeras estrofas: "Baby sugar candy girl" y "You're my honey, bunny sweet of love" son para enmarcar), y me imagino que en japones también aunque estas, afortunadamente, no las entiendo; en cualquier caso se agradece que Anna sea más o menos competente con el idioma de la pérfida Albión visto lo visto en el panorama musical japones. Instrumentalmente normalita, con una guitarra competente y sin ningún detalle a destacar (al menos para mis oidos no especialistas).
Hace un mes o así descubrí en filmaffinity una película de anime de la que no había oído hablar en mi vida, pero ni siquiera mencionarla ni verla en ninguna parte, se titulaba "Princess Arete" y como la caratula y el título me gustaron decidí darle una oportunidad, tras verla me parece una autentica obra maestra, un precioso cuento de hadas original y lleno de auténtica magia. Y también me parece una de las películas más ignoradas que he visto en mi vida, no es que a la gente no le guste tanto como a mí, es que a la película no la conoce ni su padre y me da la sensación que soy el único del mundo que la ha visto: en los meses que lleva en filmaffinity no la han votado ni diez personas, que es el mínimo para tener nota, en imdb siendo del 2001 solo ha sido votada por 62 personas, en google es imposible encontrar una imagen de tamaño mediano de la película. Todo esto me deja con una sensación extraña, por un lado me apena que un anime que me parece tan bueno haya sido disfrutado por tan poca gente, por otro tengo la sensación de haber visto algo precioso y oculto, que nadie más sabía que estaba ahí antes; pero bueno, como estas cosas hay que compartirlas, voy a comentar algo de ella.
La presentación cumple todos los cánones del cuento de hadas tradicional sin dejar ninguno fuera, abusando y recreandose en ellos: tenemos un reino pacifico con un rey justo y bondadoso, tenemos a la bella princesa encerrada en la torre esperando a que el caballero más noble del reino haga méritos suficientes para reclamar su mano y tenemos al mago malvado que pretende destruir la felicidad de los súbditos del rey; todo ello presentado de forma impecable y dispuesto para ser mandado a la mierda ordenada y disciplinadamente. Porque sin hacer ruido, con un ritmo lento y sosegado y desde el primer momento, los personajes y la historia van destruyendo tópicos uno a uno hasta que no queda ninguno en pie: el rey no es tan bueno ni tan noble, los caballeros son una cuadrilla de gañanes egoístas y tontos del haba, sus hazañas y las consecuencias para el reino no son especialmente heroicas, el mago no es tan malvado, y por supuesto, la princesa Arete es más una niña traviesa que una joven guapa y dista bastante de estar prisionera porque es extremadamente inteligente, culta y resuelta.
La historia comienza contando como la princesa trata de escapar del castillo para no tener que casarse con ninguno de sus retrasados pretendientes y para poder ver y explorar nuevas tierras. Pero no contaba con el mago, que para evitar que se cumpla una antigua profecía que predice el fin de su vida, hechiza a la princesa, se casa con ella y decide encerrarla en su guarida para siempre. Naturalmente como ni el mago es tan malvado ni la princesa es tan indefensa, al final por diversos medios todos acaban consiguiendo lo que necesitaban (que no lo que querían), y sin ser felices al cien por cien, quizás si se pueda decir que al final quedan contentos. Así lo que es un cuento de hadas para niños, a base de fina ironía y de dulce mala leche, se transforma en un cuento de hadas adulto, para gente que sabe que los reyes justos y los caballeros nobles no existen más que en la imaginación, pero que aún así es capaz de apreciar un bello relato sobre las virtudes de la autosuperación, del espíritu de lucha y de la curiosidad.
Hay de comentar que el ritmo del anime es lento, muy pausado, pero a la vez constante y sin pausa, no hay escena, por bella o sobrecogedora que sea que no aporte algo al conjunto de la película, conjunto que reposa más en el desarrollo de personajes que en una trama especialmente espectacular; ya que la historia es a sencilla y hasta cierto punto previsible pero aún así, sin contar con grandes momentos de acción o escenas épicas, nos va enganchando sutilmente en base de multitud de pequeños detalles. Por otra parte los personajes son geniales (sobre todo la princesa y el mago) llenos de matices humanos y que además presentan una constante evolución a lo largo de la trama.
A nivel técnico, esta animación del 2001 es perfectamente capaz de dejarnos con la boca abierta en bastantes momentos, sobre todo con una iluminación brutal donde la luz solar, las velas o las llamas se adueñan del dibujo dando lugar a autenticas ilustraciones de cuento en movimiento. En relación a esto hay que destacar que el estilo escogido se aleja del habitual japones y se prefiere uno más occidentalizado, asociado precisamente a las mencionadas ilustraciones de cuento. El resto de componentes a nivel visual tampoco defraudan: con una animación fluida y donde se nota que hay presupuesto; y con una paleta de colores escogida para alejarse del realismo que da excelentes resultados.
Pero tal vez lo que más impacta de la película es su genial banda sonora compuesta de piezas instrumentales con unas marcadas características medievales, llenas de flautas, laudes y arpas. Sorprende también su carácter no invasivo, porque casi en ningún momento toma el protagonismo, sino que se limita a permanecer al fondo complementando de forma perfecta tanto a la imagen como al guion y entrando en nuestros oídos y mentes de forma sutil, excepto cuando la película rompe con el brutales tema vocal principal, interpretado de forma impecable por la artista japonesa de origen ruso Origa (cantante de los openings de "Ghost in the Shell: SAC") que es sencillamente demoledor. Añadir también que el doblaje está más que a la altura, con voces realmente bien escogidas para cada personaje y con unas interpretaciones clavadas, sin ninguno de los excesos más comunes del doblaje en el anime.
En resumen, una película prácticamente perfecta, sin defectos apreciables más allá de su propio ritmo y temática (que es algo que va por gustos), y con un nivel técnico acojonante en todos los aspectos. Recomendable a todo aquel que sea capaz de disfrutar de un anime tranquilo y a todo el que quiera descubrir una peli completamente desconocida.